Con profunda tristeza y recogimiento en la fe, comunicamos a nuestra querida comunidad parroquial el fallecimiento de Su Santidad el Papa Francisco. El Señor lo ha llamado a su presencia en este Lunes de Pascua, día colmado de esperanza y resurrección, cuando la luz de Cristo vence a la muerte y abre las puertas de la vida eterna.
Nos unimos en oración por el alma de nuestro amado Pastor, quien con humildad, valentía y ternura, condujo a la Iglesia con el corazón de un padre, cercano a los pobres, a los excluidos y a quienes más sufren. Su vida fue un testimonio luminoso del Evangelio, marcado por el amor misericordioso de Dios.
«Miserando atque eligendo», “lo miró con misericordia y lo eligió”: con estas palabras, tomadas del Evangelio según San Mateo, el Papa Francisco quiso definir su vocación y su entrega total a Cristo. Hoy, confiamos que ese mismo Señor que lo llamó, lo recibe ahora en Su Reino con la misma misericordia infinita.
Que Cristo Resucitado, el Buen Pastor, lo acoja en Su seno como al discípulo amado. Invitamos a todos los fieles a unirse en oración, dando gracias por su vida, su testimonio y su servicio incansable a la Iglesia y al mundo.
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